Gracias a Pepe Personal por estas fotos que nos recuerdan lo compartido; también a Nuria Trilles por la presentación de la revista "Hojas al Viento Chaacor", a Silvia Teruel y Juan Gaspar Nebot por las lecturas y a Patricia Caballero&Enrique Albiach por su Arte de la Danza y Cantos Armónicos Ancestrales con Digeridoo.
Resumimos las principales ideas vertidas por los ponentes en la mesa redonda del
IV
Encuentro Chaacor : Educación en la Paz y aceptación de la muerte
Beatriz Gil Juliá expuso que la muerte, desde siempre, ha sido un tema
controvertido y ha suscitado grandes preocupaciones. Citamos sus palabras. “A
lo largo de la historia, el concepto de muerte ha ido evolucionando desde una
disposición natural en la Edad Media hasta el gran individualismo que vivimos
en las sociedades occidentales, lo cual es de gran importancia puesto que su
conceptualización determina de alguna manera el modo en que afrontamos la
muerte (tanto propia como la de un ser querido). Si bien nuestra sociedad
actualmente tiende a negar la muerte, no cabe duda de que ésta no puede
retrasarse indefinidamente. Por tanto, más que intentar evitar la muerte a toda
costa lo que necesitamos es un objetivo mucho más realista: “prepararse para
ella”, normalizando su abordaje. En este sentido, Callahan (2000) ya apuntaba
que el objetivo del S.XXI debía ser doble: a) prevenir y curar las
enfermedades; y b) proporcionar los mejores cuidados al final de la vida. Desde
este marco de atención integral de la persona ante el final de la vida, se
pretende dar cobertura a todas y cada una de sus necesidades (físicas,
sociales, psicológicas y espirituales) a lo largo de un proceso de adaptación
que sin duda ayudará a facilitar una muerte digna, una muerte en paz.”
Joaquín Moliner, médico, abordó el tema desde el punto de vista cristiano.
"La visión cristiana sobre la muerte es de paz, gozo y esperanza. Se basa en que los cristianos conocemos, por la fe, que Dios existe y hay 2 aspectos de este Dios-Padre que nos sirven para tener esta visión sobre la muerte:
1.- Dios nos ama inefablemente; y conocemos y vamos experimentando cada vez más este profundo e inmenso amor que nos tiene a todas y cada una de sus criaturas.
2.- Aunque es un Dios escondido, no es distante, sino que actúa con su infinita misericordia, bondad y sabiduría en todos los acontecimientos que se producen en el Universo, y, en concreto, en los que nos afectan a nosotros.
Sobre estas bases, los cristianos estamos, pues, en paz, tanto cuando la vida nos sonríe y nos trata con dulzura, como en tiempos de contrariedades, obstáculos, sufrimientos, porque, en estos últimos, sabemos que el Buen Dios sigue actuando y sigue próximo a nosotros y, aunque no entendemos estos sufrimientos, estamos confiados en que tienen un sentido (sería como el hijo que confía ciegamente en su padre, porque ha experimentado que no le falla nunca). Esto nos lo enseñó (y nos lo sigue enseñando) el Dios-Hijo (Jesucristo).
Así es que, la muerte no es otra cosa para nosotros que un regreso al Paraíso, donde la felicidad es indescriptible y permanente Paz, por cuanto estamos eternamente ante la presencia de este Dios, tal y como le sucedió a Jesucristo cuando vino a la tierra".
Para Mari Paz Ramos, la palabra “Paz” ha tenido un gran significado en
su vida.
“Es mi nombre y recuerdo un día en que unos
indígenas de Brasil me hablaron de la enorme influencia que tiene el nombre
sobre una persona. Cuando era pequeña y me preguntaban qué significaba mi
nombre personas de otros países, yo lo definía como “el fin de la guerra”, para
mí eso era Paz. No era la única. Por ello me encantó comenzar mis estudios de
Doctorado en la Cátedra UNESCO de estudios por la Paz y conocer la figura del
teórico noruego Johan Galtung, a quien debemos la conceptualización de la
diferencia entre Paz positiva y Paz negativa. Galtung en su obra da contenido
al concepto de Paz positiva y la define como la sumatoria de las necesidades
humanas básicas cumplidas en toda la sociedad de esta manera: supervivencia +
bienestar + identidad + libertad.
Así mismo en “Violencia Cultural” (1989) distingue
3 tipos de violencia a los que corresponderían 3 tipos de Paz: Cultural, estructural
y directa. Podemos imaginarlos como una
pirámide en cuyo vértice se encuentra la violencia directa y en cuya base se
encuentran la violencia estructural y cultural influyéndose todos ellos. La
violencia directa sería la violencia visible y notable, la estructural aquella
originada por la injusticia y la desigualdad, y la cultural por los aspectos
simbólicos y culturales que se pueden utilizar para legitimar la violencia
directa y estructural.
Es en el
contexto de violencia estructural donde muchos jóvenes pierden el aprecio por
la vida, hay una aceptación de la muerte no libre, sino forzada por las
circunstancias. De ahí la importancia de
poder tener un contexto de paz.
Para Galtung esta paz sería una paz correspondiente
a los tres tipos de violencia dando lugar a
tres tipos de “Paces”: Paz directa, Paz estructural y Cultura de Paz. La
Paz quedará definida por la capacidad de manejar los conflictos con empatía, no
violencia y creatividad".
Desde la Asociación
Chakra Corazón y la Fundación Vivir un Buen Morir fomentamos la
visualización con los colores y vibración de los chakras y el mindfulness o
atención plena, como una herramienta
esencial en el acompañamiento de moribundos, ya que lo convierte en una práctica espiritual profunda que desarrolla
una calidad de presencia basada en el silencio, la escucha activa y la
capacidad de aceptación del presente sin condiciones, tal y como es, con total
ecuanimidad hacia su carácter impermanente”.
Roberto Miró siguió
diciendo que “la muerte es vida, un conjunto complementario; y morir bien
requiere vivir bien. Aunque, en general, no se acepta la muerte, hay personas
que sí lo hacen y traigo a colación la anécdota de unos hermanos cuyo
padre murió repentinamente; su viuda me dijo, al ir a darle el pésame, que ella
aceptaba lo que Dios le daba alegando que por algo sería pues se lo había
dado y se lo había quitado. Esto la obligó a cambiar su planteamiento de
trabajo y, con el tiempo, su vida fue muy activa.
Asimismo, me parece importante mantener buenas relaciones con familiares
y amigos pues cualquier tragedia, como la del 11-M, puede hacernos sentir en
paz o mantener un sentimiento de culpa si uno estaba enfadado con la
persona que falleció.
Respecto al acompañamiento, en especial a los padres y familiares
próximos, es fundamental poder devolver lo que en su día nos ofrecieron
nuestros seres queridos. Yo lo intenté y ya no lloré la muerte de mi
madre, posterior a la de mi padre que sí me hizo sufrir y derramar más lágrimas.
El hecho de morir en paz y/o ayudar a otros a aceptarlo permite una mejor
continuidad de la vida”.